En dos días escasos hicimos carretera para ver un poco Transilvania y un par de ciudades pequeñas con encanto.
Dormimos en Sinaia y nos despertamos con un paisaje nevado propio de estas fechas navideñas.
Visitamos el castillo Peles, que vale mucho la pena. Y, tras recorrer un poco el paisaje navideño, arrancamos rumbo a Siguisoara a pasar la tarde noche. Antes paramos un ratito en Brasov, a dar un paseo por las calles del casco viejo que nos esperaban con un mercado navideño y con mucha gente paseando a modo de estampa también navideña.
En Siguisoara nos pudimos encontrar con Julia, Naiara, Noelia, María... con las chicas españolas de Bucarest con quien fuimos a un bar muy auténtico y peculiar; con un camarero muy atento que no sabía qué hacer para que nos fuéramos contentos para casa.
Veamos algunos momentos de Sinaia y Brasov:
Desayuno que se zampó Edgar.... ¡completito, completito!
SINAIA
Calles nevadas y heladas de Sinaia... ¡Cómo resbalaban!
Cascada en las aproximaciones del castillo Peles, Sinaia
..........................donde hay mucho oso suelto. ¡Cuidado!
El castillo Peles. Sinaia. Se acabó en el 1914, y yo diría que a todo lujo: con teatro, ascensor, salá de té al estilo turco... una monada.
Iglesia de Sinaia, también rodeada de nieve.
Tumba al lado de la iglesia. Sinaia.
BRASOV
Al llegar a Brasov es fácil ver las letras con el nombre, estilo Hollywood, no?
Esta es la iglesia negra de Brasov, porque sufrió un gran incendio en 1689.
Plaza de Brasov, con ambiente navideño aunque aún sin luces.
Mercado navideño
con embutidos
o quesos, entre otros productos caseros.
donde probamos los kurtos, un dulce típico.
Y donde nos despidieron los pájaros autóctonos, al igual que me despido yo por hoy.
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