Parece que no, pero una sigue en Rumanía. Después del verano de paseo por ahí, una se ha reincorporado a la vida rumana; entre clases, manifestaciones, días otoñales y ahora ya, invernales.
Mientras una está en casita, el mundo gira y se manifiesta, pide cambios, grita, se mueve, se tambalea.... aunque parece que no avanza. Y, a veces, parece que retrocede.
Una mira el mundo y piensa en cómo cambiarlo; o piensa en quién lo cambiará o por qué no se ha cambiado ya.
Una observa las diferencias NORTE y sur, la política, las clases, las privatizaciones... y decide no leer la prensa, para no asustarse. Y espera a que todo cambie, como la canción de Mercedes Sosa.
Mientras tanto, una selecciona fotografías del cajón de los recuerdos, imágenes tomadas por ahí, que de repente le parecen bonitas. Y se da cuenta de la importancia de las pequeñas cosas, de los detalles, de la gente que no se ve y de los lugares que están ahí, aparentemente indeferentes.
Paseo invernal en Constanza, Rumanía |
En una pared de Bucarest: HAY FEMINISTAS POR TODAS PARTES |
En un parque de Craiova, donde dice: PROHIBIDO PERROS |
En un rincón de Bucarest: la tele es una basura |
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